Reflexiones sobre la pandemia
Apuesto por la estrategia de erradicación del virus: “Nuestro gobierno prioriza las vidas humanas y recurre a detecciones precoces, confinamientos estrictos y tests masivos. El efecto a corto plazo en la economía recaerá sobre aquellos que acumulan más patrimonio y beneficios, pero a largo plazo saldremos ganando”.
Reniego de la estrategia de mitigación que se hace en la mayor parte de Occidente: “Tomaremos medidas progresivas pero no llegaremos al confinamiento domiciliario salvo en caso de extrema necesidad, para así evitar el hundimiento de la Economía”. Esta estrategia comporta errores mayúsculos.
Primero, no se aclara lo que quiere decir ‘extrema necesidad’. Segundo, se habla de ‘Economía’, no de ricos y pobres, y tras este discurso se ocultan intereses económicos. Tercero, y más importante, se sacrifican vidas humanas en el altar de esa ‘Economía’. Son síntomas claros de la crisis de civilización que sufrimos.
Sumemos ahora el silencio de la mayor parte de las fuerzas progresistas europeas. ¿Han levantado la voz en algún país occidental en defensa de la primera estrategia y en denuncia de la segunda? Esto es un indicador de la crisis de la izquierda.
Finalmente, añadamos a la población, que no es un todo homogéneo. Hay gente que está de acuerdo, gente resignada, gente indignada, gente confusa y, sobre todo, mucha gente que ya no considera a las autoridades ‘democráticas’ como una fuente en la que confiar.
Resumiendo, las lecciones políticas de la pandemia manifiestan la crisis sistémica y la crisis de la izquierda, junto a personas resignadas, enfadadas y confusas, y un deterioro de la autoridad política y ética de los gobiernos. Una auténtica autopista para la extrema derecha. Hemos de detenerlo.
Publicado en Facebook, octubre de 2020
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